jueves, 14 de noviembre de 2013

Cuaderno del Peregrino

Hace ya tiempo, tres años, cayó en mis manos un pequeño cuaderno, de la Editorial Anaya, no recuerdo como, pero fue el motivo de que iniciara las ganas de realizar el Camino de Santiago.


En 2010 empecé a planear mi Camino. Quería hacerlo sola, pero a medida que iba contándoselo a mis amigos y amigas, fue convirtiéndose en un proyecto común.

Sentía ganas de decirles que no, que era mi proyecto, pero al ver la ilusión que fue creciendo en ellos, me adapté y paso a ser un proyecto común.

Mi intención era la que ahora retomo, realizar las primeras cinco etapas del Camino del Norte.

Al ser ya un grupo, mi intención quedó en eso, intención.

Planeamos otra ruta que nos viniera a todos bien.

Pero, además de no realizar la parte del Camino que yo tenia en mente, mis pies dijeron que no lo harían. Fascitis plantar que me duró desde antes del verano hasta casi las navidades de ese año. Doloroso físicamente, pero también doloroso porque, aunque ya no era mi proyecto personal, no pude realizar ni un tramo del Camino planeado. Me quedé de coche escoba.

Empezamos en Zamora, en la ruta llamada Via de la Plata




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